sábado, 31 de agosto de 2013

Selva costera, entre utopías destructivas y la salvación


                                                                                                          HISTORIA ECOLÓGICA DE LA SELVA DE JALISCO /4
Proyectos gubernamentales desastrosos y avaricia privada marcan la historia de los bosques tropicales del litoral; la Conafor y el gobierno del estado de Jalisco esperan consolidar un ambicioso plan de rescate en carrera contra el tiempo. Arriba, Punta Corrales, extremo sur de Bahía de Banderas. Abajo, Ismael García Joya, vigilante comunitario

Agustín del Castillo / Costa de Jalisco. MILENIO JALISCO

En 1972 se crea por decreto presidencial el Programa Nacional de Desmontes. Su impacto en la selva costera de Jalisco es inmediato: cerca de 30 mil hectáreas se echarán abajo en los siguientes años, para crear la zona de riego de la presa Cajón de Peña, embalse artificial que hoy se mantiene como el mayor de la región.

Don José Serna Pulido tenía ya casi 30 años de asentado en La Cruz de Loreto. Vivió el momento en que la región de litoral pasó de ser “cubil de fieras” a espacio de redención social.

— Ese desmonte, ¿valió la pena?

— Para mí siempre ha valido la pena porque se ha ayudado mucho a la gente, aunque aquí no había gente, nada de nada; la verdad no llegaban ni a 200 personas entre Tehua [Tehuamixtle] y Tomatlán.

— ¿Entonces la presa fue buena porque hizo que la gente se viniera a vivir?

— Ah sí, con Echeverría, que limpió los montes, agarró todo parejo para que la gente trabajara en la agricultura.

¿Esta explosión de progreso a costa de los ecosistemas cambió la calidad de vida de los tomatlenses? 40 años después del gran proyecto, una monografía oficial señala: “63 por ciento de la población se encuentra en situación de pobreza; asimismo, 28.2 por ciento es vulnerable por carencias sociales; 3.1 por ciento es vulnerable por ingresos y 5.8 por ciento es no pobre y no vulnerable”, (http://sieg.gob.mx/contenido/Municipios/cuadernillos/Tomatlan.pdf).

El municipio tiene el lugar 99, de entre 125, en el índice de desarrollo municipal. El valor de su producción agrícola en 2010 fue de apenas 890.4 millones de pesos y el de la producción ganadera, de 323.6 millones de pesos.

Difícil adivinar cuál sería la realidad de Tomatlán sin presa y desmonte. Pero sigue entre las demarcaciones más pobres de Jalisco.

Un jaguar juvenil muerto en octubre de 2012 por atropellamiento de un camión en la carretera federal 200, en la zona de El Tuito. CORTESÍA DE ALBERGUE JAGUAR DE BIOTO

UTOPÍAS SOCIALES Y PRIVADAS
Entre 1915 y 1940 “el reparto agrario se realizó principalmente en la parte serrana de la costa y Puerto Vallarta, dotando de 320 mil hectáreas a más de 19 mil ejidatarios”; entre la presidencias de López Mateos, Díaz Ordaz y Luis Echeverría “se repartió 69 por ciento de la tierra que usufructúan los ejidatarios de la costa de Jalisco. Se amplió la frontera agrícola y se promovió el cultivo de pastizales y la introducción de variedades mejoradas de ganado. Políticas del período de Echeverría […] se reconocen como los causantes de la deforestación de los bosques tropicales en el país. Durante esos años se facilitaron apoyos financieros y técnicos para derribar vegetación, limpiar tierras y establecer campos de cultivo o pasturas”, señalan Alicia Castillo y seis investigadoras más en un trabajo de 2009 (disponible en http://tropi-dry.eas.ualberta.ca/pdf/Papers/Interciencia_BTS_2009.pdf).

En los años ochenta, se reconoce la vocación turística. “Creció el interés de la iniciativa privada nacional y extranjera, y en el municipio de la Huerta comenzaron grandes inversiones en turismo de alto nivel, encabezado por la zona de Careyes”, añaden.

Luis de Rivera, español, se hace famoso como el gran corredor de bienes raíces, no siempre por medios que aprobarían exámenes de ética básica. Arnoldo Ochoa, del ejido San Mateo, no duda que haya sido impulsor del desarrollo, “pero a nosotros nos acabó”. Seis vaquillas, una escopeta y 65 pesos pagó al comisariado de ese ejido para ceder sus terrenos en la bahía de Chamela a finales de los sesenta, según uno de sus vaqueros, Concepción Rodríguez Palomera.

Ese fue el esquema de adquisición de propiedades como Careyes, Pérula, La Rumorosa, Playa Azul, El Paraíso. Para quienes se oponían, tenía un ejército de abogados y de guardias blancas. “A mí me mandó a la chingada —agrega el viejo Concho, que descarga su conciencia— porque no quise firmar un documento como testigo de que él estaba en posesión de otro predio que deseaba mucho; allí metió en una noche como 40 trabajadores y sembró palmeras antes de la mañana para demostrar a los enviados del juzgado que lo tenía en producción y tenía todos los derechos…”.

La costa, que fue experimento de una gran utopía social, se convierte en paraíso para el jet set mundial y espacio de utopías personales, siempre que hubiera mucho dinero. El ex banquero de Turín, Gian Franco Brignone, hace un desarrollo de lujo con los terrenos que adquirió para él Rivera y proyecta un fastuoso mausoleo —que hoy se divisa desde el aire— para que sus restos, de cualquier modo mortales, reposen junto al mar. Sir James Goldsmith, uno de los hombres más ricos de Europa, invierte para salvar las selvas secas del deterioro, luego de hacer millones con el petróleo y la minería, altamente contaminantes. Pone así la semilla de la reserva de la biosfera Chamela-Cuixmala, casi único reducto protegido de este ecosistema, con el valioso apoyo de su amigo, el presidente Carlos Salinas de Gortari (1994).

Las otras selvas: la barranca del río Santiago, en el extremo norte de Guadalajara. CORTESÍA DE BERTHA ESQUIVEL

EN BUSCA DEL RESCATE
Tanto para el gobierno federal como para el local, es evidente que ecosistemas valiosos se destruyen a gran velocidad. Por eso implementaron el programa de acción temprana para frenar el deterioro.

Sergio Graf Montero, coordinador de producción y productividad de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), enfatiza en tres aspectos indispensables para lograrlo: mayor inversión pública para estimular el manejo adecuado del bosque, alinear las inversiones de todas las dependencias de manera que no se contrapongan y generar un agente institucional local que haga posible esa conciliación.

Es el Programa Especial de Cuencas Costeras de Jalisco, que además de canalizar a la zona arriba de 300 millones de pesos de la Conafor, la mitad de estos, de fondos especiales creados ex profeso para atender la región, ha trabajado con la ahora Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) por detonar juntas intermunicipales que ya están constituidas, con base en el modelo original de la que existe desde hace diez años en el río Ayuquila.

Así, se han generado las juntas intermunicipales de la Costa Norte, de la Costa Sur, del río Coahuayana y de la parte alta del río Ayuquila; estos espacios son conformados por los presidentes municipales, pero participan los tres niveles de gobierno. Desde él, se tomarán todas las decisiones de aplicación presupuestal con criterios ecológicos. Se reconoce que los dos ecosistemas más alterados son la selva seca y los encinares, poco presentes en las políticas de protección nacional.

De este modo, se busca algo nunca antes logrado: que una inversión para pastizales ganaderos sólo se apruebe si no se tala selva, y se garantiza que la cantidad de ganado no sobrepase la capacidad del agostadero.

“El problema de la deforestación no es un problema forestal, es un problema de desarrollo territorial que implica un enfoque diferente del desarrollo rural […] lo que se busca es que este problema complejo se atienda de la manera adecuada, con institucionalidad fuerte, manejo de territorio, y fortalecer además a las propias comunidades […] esto es de largo plazo, pero estamos poniendo las bases”, añade el funcionario.

DESTRUCCIÓN Y SALUD
Don José Serna aprendió a leer a los 20 años en la sierra del sur de Jalisco, donde nació. Le daba queso como pago a un maestro rural porque nadie se había ocupado de su formación y siempre fue un hombre inquieto.

A su madre no se le hizo verlo casado; se casó “ya de viejo, pero se me murió la mujer ya, tras ocho años, y no me volví a casar”, señala lacónico.

No ha tenido trato regular con todos sus hijos —ni siquiera aventura un número— pero “a dos los crié yo, aquí”, y con 102 años, es lógico tener nietos, bisnietos y tataranietos. La vivienda es como otras de esta localidad: limpia, blanca y sin adornos. Más bien fea. Los ojos azules aún brillan; la piel parece de un hombre con 30 años menos; la dentadura es la original. Todavía sale a pescar a los esteros. Sólo le queda un hermano, de 77, que vive en Guadalajara, y “viene o voy a visitarlo”, repone.

— ¿Cómo fue que no se echó a perder?

— Pues yo tuve varios vicios, pero ninguno que se me arraigara; a mí siempre me gustaba ser constante en el trabajo.

A 68 años de haber llegado a la costa, las fuerzas de la destrucción avanzan. “Todos hemos tenido al culpa de eso; por otra parte, la gente ha aumentado y consume más, y no hay llenadera”, dice pensativo.

No ha tenido una enfermedad seria en su vida, salvo la mordida del cocodrilo que cazó hace 40 años, pero le pagaron 60 pesos por la piel y eso hizo olvidar el dolor.

— ¿Cómo se puede llegar a vivir 102 años?

— Me dicen que el trabajo ayuda mucho… la verdad, nunca hice caso de lo que me decían que debía hacer o no hacer para vivir más…

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Otras selvas de Jalisco

Las regiones Valles y Centro de Jalisco cuentan con barrancas profundas del sistema hidrológico del río Santiago que conserva selvas secas. No obstante, como se aprecia en el gráfico anexo del Instituto de Información Territorial del estado, la destrucción de esos ecosistemas ha sido acelerada, y se calcula que 4% de ellas desaparecieron entre 1982 y 2007

En el caso de las selvas de las regiones Sur y Sureste, el deterioro en esos años fue más amplio y alcanzó 9 por ciento de la superficie que había en 1982

El término deforestación no coincide con cambio de uso de suelo salvo que la transformación sea permanente. Tampoco analiza el problema de la degradación de los bosques, tan grave como la deforestación misma

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