viernes, 9 de agosto de 2013

Sobrino de Juan Rulfo, nuevo delegado de Profepa, toma protesta



Alejandro Pérez Rulfo, sin experiencia profesional en temas ambientales. Administrador de empresas en Neumáticos de Occidente, el procurador elogia que no tenga compromisos en el tema. Foto de La Jornada Jalisco

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

Vino a Profepa Jalisco porque le dijeron que allí necesitaban que despachara un tal Alejandro Pérez Rulfo, sobrino de Juan Nepomuceno Carlos, ambos de oficio llanteros –Euzkadi el tío, Neumáticos de Occidente el sobrino-. El ancestro, conocido con el nombre abreviado de Juan Rulfo, está entre las glorias mayores de las letras de Jalisco y de México, con sus títulos El llano en llamas y Pedro Páramo. El sobrino es administrador de empresas y sabe vender llantas. Y de leyes ambientales y su aplicación en un estado con altas tasas de destrucción propiciadas por la impunidad… ayer prometió aprender.

En Palacio de gobierno se le tomó la protesta a este funcionario de apellido ilustre. El procurador federal, Francisco Moreno Merino, defendió su nombramiento, que se suma al cuestionado nuevo delegado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Sergio Hernández, también ajeno a una carrera ambiental específica, quien estaba presente en el acto.

“Lo designamos por tres razones fundamentales: es un mexicano igual que usted y yo preocupado por su espacio ecológico; segundo no tiene intereses de orden político, no está vinculado con ninguna ONG [organización no gubernamental], con ningún partido político y tres, ha sido un ecologista real a través de diversas fundaciones, ha hecho trabajos de reforestación, de cuidado del medio ambiente en Ajijic, en Tapalpa y en otras partes del estado”, explicó el procurador a los reporteros

“Lo importante de esto es que yo no voy a dejar la procuraduría en manos de grupos que tengan intereses; por eso después de un concienzudo análisis tomé la decisión y lo consulté con el señor gobernador de que fuera alguien que no tuviera nada que ver con los grupos que ya están muy enfocados a algunas cosas”, añadió.

De hecho, fuentes de políticos consultados por este diario confirman que el nuevo delegado es hijo de David Pérez Rulfo, ex diputado oriundo de Sayula. Por herencia familiar se dedica a los aprovechamientos forestales y mantiene al menos un aserradero en la sierra de Tapalpa, que es la zona montañosa que se extiende al poniente del poblado donde fue registrado Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno.

El ex delegado, José Manuel Galindo Jaramillo, se había despedido de su personal una semana atrás, pero todavía ayer aparecía en el portal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, como titular de la representación. Pérez Rulfo comenzó ayer su tránsito por Comala: la vida en el purgatorio ambiental en que se ha convertido Jalisco.

1 comentario:

Agustín del Castillo dijo...

A PROPÓSITO, DOS COMENTARIOS DEL DÍA EN "LA TREMENDA CORTE"

:De llantero a delegado

Parecen cosas del destino o de la sangre, pero un sobrino de nuestro muy celebrado paisano Juan Rulfo, parece compartir en parte los avatares de la vida del autor de Pedro Páramo. Y si éste, de ser agente de ventas de la llantera Euzkadi en los años 40, saltó al milagro creador con sus dos obras luminosas de los años 50, que le han dado la inmortalidad literaria, ahora don Alejandro Pérez Rulfo ha dejado el anonimato de un buen negocio llantero en Zapopan, para colocarse como delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

:Peeero

Aunque nadie le garantiza la inmortalidad: ciertamente, frenar la destrucción ambiental en Jalisco lo haría héroe de la ecología, pero ¿un administrador de empresas tiene el conocimiento y la experiencia en el tema para dar los golpes de timón que demanda el sector? ¡Naaaaa!, grita escéptico el pueblo que asiste a la sesión de esta Tremenda. Quedará como una anécdota más de un tipo con suerte que agarra un puesto para el que no tiene tablas. El lado bueno es que Don Alejandro tiene la gran oportunidad de callar bocas... sin que el llano se le encienda en llamas.