lunes, 21 de abril de 2014

La ZMG desperdicia doble del agua de El Zapotillo



Es un volumen que ronda 200 millones de m3 pero las autoridades se empeñan en no aprovechar: manantiales y agua de lluvia, entre otras cosas.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Guadalajara tiene la solución a sus necesidades de agua no a 100 kilómetros, en la presa El Zapotillo, sino en su subsuelo, con el agua de lluvia de su cuenca propia y un programa de eficiencias que permita recuperar caudales y eliminar fugas. “Y con esto se logra el doble de lo que nos prometen”, asegura el consultor hidráulico Arturo Gleason Espíndola.

El investigador consideró inaceptable el saldo de tres pueblos amenazados de inundación, y  una región, Los Altos de Jalisco, en riesgo de colapso, por la extracción de agua para dos megaciudades que de ningún modo utilizan el agua de forma ejemplar, que subsidian el recurso para grandes negocios industriales y comerciales, y que no han construido una cultura del agua basada en el uso racional de sus habitantes.

Gleason Espíndola señala los puntos no considerados en las políticas de dotación y manejo del agua en Guadalajara: hay al menos 30 manantiales cuyo volumen estimado es de 522 litros por segundo, lo que genera una fuente de 16.5 millones de metros cúbicos al año, equivalente a casi 20 por ciento lo que se espera guardar en El Zapotillo para Guadalajara.

En paralelo, el académico cuestiona la gravedad de que las autoridades municipales y estatales permitan la urbanización –los negocios privados en corto plazo- de las zonas de recarga del acuífero metropolitano, no sólo porque se pierde agua para recarga, sino porque se torna más peligrosa la ciudad con inundaciones.

Es justamente el agua de lluvia el segundo caudal desperdiciado. Por sí sola, resolvería todas las necesidades presentes y futuras, pero Gleason Espíndola no pide tanto.

Cada año caen en lluvia alrededor de 318 millones de m3, el triple de lo que se almacenará para la ciudad en El Zapotillo. “Si aprovecháramos 10 por ciento de ese volumen, sería como contar con una nueva presa Calderón llena, cada año, para las necesidades de la urbe”. Se trata de aproximadamente un tercio del caudal del vaso artificial alteño.

De ahí se pasa a dos grandes zona de desperdicio neto: en los domicilios y en la red. En el primer caso, habla el científico de la urgencia de hacer cambio masivo de escusados, pues predominan los de 16 litros y son responsables de casi 40 por ciento del consumo doméstico. Reducirlos a equipos ahorradores de apenas cuatro litros, y utilizar mingitorios que no requieren agua, y regaderas de bajo consumo –para pasar de trece a cinco litros por segundo- genera cuantiosos ahorros: de 284 millones de m3que la ciudad consume en un año, 113.6 millones de m3 se van en uso sanitario. El cambio reduce a la mitad ese costo, es decir, 56.8 millones m3 ahorrados, equivalentes a casi 60 por ciento de lo que El Zapotillo le almacenará a Guadalajara.

En estos tres grandes capítulos, la captación y el ahorro ya habrían resuelto el déficit metropolitano, sobradamente: 104 millones de m3 contra 96 millones de m3 guardados en El Zapotillo. Pero hay una cuarta vertiente que demanda inversión: las fugas. Si se parte de cifras que son de 40 a 30 por ciento de pérdidas en la red, Gleason ve un enorme potencial. 113.3 millones de m3 (si se trata de 40 por ciento) o 85.2 millones de m3 (si es 30 por ciento). Más allá de controversias, hay un enorme margen de oportunidad para recuperar aguas, no dañar cuencas ajenas y establecer una ciudad modelo por bajo consumo de agua. “Pero la lógica de los negocios es otra distinta a la de la sustentabilidad”, señala el especialista.

Claves

Las cifras

- Guadalajara utiliza aproximadamente 284 millones de m3 de agua para sus necesidades, esto es, 9 m3 por segundo, y demanda 3 m3 por segundo más para resolver su déficit actual

- Según el proyecto oficial, la presa El Zapotillo le almacenará esos 3 m3/seg o 94 millones m3/año< - ¿No valdría la pena mejor…? - Recuperar 0.5 m3/seg o 16 millones de m3/año de más de 30 manantiales

- Recuperar  3.5 m3/seg o  113 millones de m3/año de fugas, con esta acción cubriría sobradamente lo que ofrece Zapotillo

- Captar del agua de lluvia 1 m3/seg o, 32 millones de m3/año

- Ahorrar 1.8 m3/seg o  56.8 millones de m3/año con cambios de WC en la ciudad

- Así, total de caudales recuperados sin El Zapotillo = 6.8 m3/seg,  o 215.8 millones de m3/año

Fuente: Gleason Consulting


lunes, 14 de abril de 2014

Chapala, crisis inducida por gobierno para justificar grandes obras



Tres expertos desmenuzan la “parte oculta” del discurso de crisis, y lo ven como una “burda” justificación para los megaproyectos de El Zapotillo y El Purgatorio

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La del lago de Chapala no es sólo una crisis meteorológica recurrente en una cuenca con lluvias erráticas; es una crisis inducida por los mismos funcionarios estatales que ahora alarman a la sociedad con la advertencia de un descenso drástico de niveles que afectará a Guadalajara como usuario, en busca de legitimar socialmente la construcción de las megapresas del río Verde, lo cual está plagado de medias verdades y grandes mentiras, coinciden tres expertos en el tema por la Universidad de Guadalajara.

Se trata de Manuel Guzmán Arroyo, director del Instituto de Limnología, y de los investigadores Arturo Curiel Ballesteros, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), y Arturo Gleason Espíndola, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD).

Los tres advierten a MILENIO JALISCO que un pronóstico como el que dio a conocer el director de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Felipe Tito Lugo Arias, no puede ser más que una simple previsión que deberá confirmarse a lo largo de los temporales de 2014, 2015 y 2016; ello no significa que deban construirse fatalmente las presas El Zapotillo y El Purgatorio, pues poco se ha hecho por controlar los usos de agua en la cuenca del lago, en racionalizar los consumos en las ciudades y en proteger las zonas de recarga.

Así, parece que el catastrofismo es la gran justificación para un negocio de grandes proporciones.

De hecho, el futuro del lago de Chapala está ligado al interés de Guadalajara, por lo que “vender” los nuevos proyectos para evitar que se extraiga agua del lago es tramposo y poco probable. “Mientras Chapala sea necesario para Guadalajara tenemos la posibilidad de que exista, de lo contrario, pues se le va a desecar y ya”, advierte Guzmán Arroyo.

“La crisis la está provocando el propio gobierno, resulta que están dejando los controles y siembran en la zona del lago, adentro de la zona federal, y para evitar que los terrenos se inundaran, le sacaron agua al lago; incluso tienen bombas con más capacidad de extracción de agua que el acueducto Chapala-Guadalajara […] me parece que lo que dice el gobierno es una estrategia para hacer obra; El Zapotillo es realmente para Guanajuato y no para Guadalajara, y a cambio de eso el gobierno de Guanajuato no deja pasar agua al río Lerma; es una crisis totalmente artificial”, agrega el académico.

- Entonces el discurso de la Conagua y del gobierno del estado es ilógico…

- Es totalmente contradictorio; ellos van por las obras; si son costosas, si sirven o no sirven, ya no les importa, se hizo la obra y se cobró; el problema es que no hay cumplimiento de las leyes, no hay cumplimiento de los acuerdos nacionales, está el acuerdo Ramsar, el de protección de las aves migratorias, y no se respetan [...] si no vemos a este país de un modo distinto al de los puros negocios, pues estamos mal…

Por su parte, Curiel Ballesteros advierte que el terreno de los pronósticos es resbaloso en el caso de la cuenca Lerma Chapala, “algo que ha prevalecido en los últimos 20 años han sido las anomalías climáticas, están sucediendo cosas en las que no se pudo haber hecho una predicción precisa, lo que obliga a tomar con mucho cuidado cualquier pronóstico que se haga”.

- ¿Entonces estamos en el afán de justificar la construcción de obras?

- Eso es algo que se ha venido dando desde hace mucho tiempo en Jalisco, y hay dos argumentos que se presentaron en el pronóstico que me parecen que requieren de una mayor precisión: que va a ser una crisis similar a la que tuvo el lago entre los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, pues hay que considerar que esas condiciones no son las actuales; hay cuatro tipos de sequía: meteorológica, agrícola, hidrológica y socioeconómica, y lo que está sufriendo más el lago de Chapala no es precisamente la meteorológica […] lo que más afecta en el caso de Chapala es el cuarto tipo de sequía, socioeconómica, que es en donde tú disminuyes las ofertas de lo que debería de llegarle al lago, y aumentas las demandas; no es un asunto de la parte climática, como fue en 1955, sino que ahora tenemos esta condición de que cae menos al lago por reducir tremendamente al tributario principal, que es el río Lerma, y por otro lado una demanda que no está controlada.

- Dicen que se hacen las obras para salvar a Chapala…

- Es que el razonamiento más inteligente sería decir, sí vamos a seguir usando Chapala, porque el uso humano es el que da más valor, porque es la mejor herramienta que tenemos para gestionar la buena salud, para la conservación de este sitio Ramsar, la mayor justificación para tener a ese lago vivo, es justamente la que le da tomar agua para Guadalajara; lo inteligente sería tratar de hacer una evaluación donde se sepa cuál es el caudal que debe de haber en el lago, el que debe de llegar, para que permanezca […] las que primero debieran limitarse para salvar al lago serían las aguas de uso agrícola, que son las que generan mayor demanda y mayor pérdida […] creo que el vínculo entre Chapala y Guadalajara no se debe perder, ni utilizar como un argumento a favor o en contra según el interés, en términos de construcción de obras de infraestructura.

Gleason Espíndola coincide con sus dos colegas. “Yo creo que ese discurso de que Chapala se va a acabar y de que por eso debemos hacer megapresas, no es el más adecuado; desde el punto de vista científico, académico, es una política basada en aumentar la oferta, sobre los costos sociales y ambientales que lleve esto, y ahí brilla por su ausencia el discurso del recurso bien cuidado, de la conservación, de la cultura del agua […] coincido en que estamos en una crisis de agua, en la ciudad, en el estado, en el país, pero la manera en que se está enfrentando no nos da opción, más que de aumentar la oferta, sin considerar los rezagos que hay en infraestructura, los rezagos que hay en cuanto a la conservación, y sobre todo el rezago que hay en el aprovechamiento de los caudales, de las aguas que tenemos ya en la ciudad”.

- ¿Es realmente viable el prometer no tocar Chapala después de construir El Purgatorio y El Zapotillo, realmente esa es la intención?

- No, yo creo que es una postura exagerada; con todo respeto, eso fue lo que se dijo en el discurso de Arcediano, y la prueba es que ni se hizo Arcediano, y que Chapala sigue siendo bondadoso con Guadalajara; lo cierto es que Chapala tiene un papel fundamental en la ciudad, y en lo que nosotros podamos recibir del lago, podríamos sacarle menos, pero dejarle de sacar totalmente yo no creo que sea viable, recordando que la infraestructura está acomodada y está construida para recibir agua del lado sur de la ciudad.

- ¿Si no hacemos presas nos vamos a quedar sin agua?

- Es un chantaje, y lo digo categóricamente; creo que al gobierno estatal le está haciendo falta profundizar más, porque también descalifica el discurso de la sustentabilidad hídrica de un plumazo; no han estudiado a profundidad cuánto nos podríamos ahorrar los tapatíos si bajáramos los consumos, si cambiáramos los dispositivos de las regaderas, el de las cisternas, si hubiera una política de tandeo justa; porque yo lo que estoy viendo es que ellos están quitando el agua sobre todo a partes marginadas, y por ejemplo las lavadoras de carros siguen funcionando, los ricos siguen teniendo sus campos de golf a todo lo que dan.

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Claves

Los detalles de cómo se fabrica una crisis

- Felipe Tito Lugo Arias, actual director de la CEA, encabezó en la Comisión Nacional del Agua el proyecto para la sobreelevación de la presa de Solís, en Guanajuato, la cual es, desde mediados de los años setenta del siglo XX, la mayor de la cuenca y la que más agua retiene para el lago

EL PRONÓSTICO

- El pasado 3 de abril, Lugo Arias indicó que desde el año 2011 el lago no ha podido recuperar el líquido que pierde durante la temporada de estiaje. “De continuar esta tendencia, este 2014 se pronostica que Chapala tendría una pérdida de un metro con cinco centímetros, lo cual representa un descenso de mil 25 millones de metros cúbicos y sólo podría recuperar 60 centímetros en el temporal de lluvia, lo que ubicaría al lago en la cota 93.60”

- Para 2015, “el pronóstico estima un descenso de un metro con 35 centímetros, ubicando el lago en la cota 92.25, con un almacenamiento de dos mil 62 mm3 y con tan sólo una recuperación de 60 centímetros. A este nivel se establece el límite del convenio de distribución de aguas”

- En el año 2016 “se estima un descenso de un metro con 35 centímetros, situación que colocaría al lago en la cota 91.50, con tan sólo un almacenamiento de mil 455 mm3. De presentar este panorama, no debe extraerse más agua de Chapala para Guadalajara, ya que a este nivel, la concentración de contaminantes es peligrosa y la calidad del agua disminuye”

LA CRISIS

- Fue precisamente durante los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo cuando la cuenca Lerma se llenó de obras hidráulicas que retuvieron la mayor parte de las aguas que fluían por la cuenca y gestaron, con las sequías posteriores, la gran crisis del lago de los años ochenta y noventa

- En 1970, las zonas de irrigación de la cuenca Lerma no rebasaban 200 mil hectáreas, a finales de esa década se acercaban a 800 mil ha. El uso agrícola es el más dispendioso: desperdicia 50% del agua que consume

- Entre los usos de agua que ciclo con ciclo se autorizan por parte del consejo de cuenca Lerma-Chapala, 85% del recurso se destina a la agricultura. Los 240 millones de m3 que puede extraer Guadalajara (aunque no lo hace, su extracción promedia 190 millones de m3) son de 9% a 6% de la extracción total del agua en la cuenca

- El uso público-urbano es el prioritario según la Ley de Aguas Nacionales, pero el uso agrícola es el más subsidiado: no paga un peso por el uso de agua y recibe los más altos subsidios para bombeo por parte de la Comisión Federal de Electricidad

- El ambientalista Iván Restrepo ha calificado a los expertos de la Conagua “ingenieros tubito”, pues considera que todos los problemas del sector los quieren resolver con tecnología con base en agua, en motores de bombeo y en tubos. Por ello, el sector agua tiene una enorme deuda con la sostenibilidad: el último medio siglo se deforestaron la mitad de los bosques de la cuenca Lerma y las autoridades no hicieron nada para evitarlo… más que meter presas, motores de bombeo y tubos

FUENTE: CEA / investigadores de la UdeG

sábado, 12 de abril de 2014

La triste historia del puñado de ancianos contra el progreso



Los moradores de Temaca están dolidos porque piensan que el gobernador Aristóteles Sandoval prefirió sacrificarlos a favor de los grandes intereses de un megaproyecto.

Agustín del Castillo / Temacapulín, Cañadas de Obregón. MILENIO JALISCO

En su enfrentamiento de nueve años contra un puñado de ancianos que han defendido, en las condiciones más hostiles, la permanencia del centenario poblado de Temacapulín, el sector oficial del agua parece que esta vez asestó un golpe de nocaut, al dictaminar hace dos días, como si fuera palabra divina, que la presa El Zapotillo se construirá —“para seguridad de los habitantes”— a 105 metros de altura, lo que significa que aún contra la voluntad de los rebeldes, la ley humana reubicará su comunidad y la ley física les inundará este recinto rodeado de imponentes acantilados, de por sí hijos de la paciencia milenaria del agua.

En está versión de la historia, es el adiós a los famosos balnearios de aguas termales y al emblemático Cristo de las Peñas, rinconcitos alteños que sólo sobrevivirán en el inquieto poema del padre Plascencia.

La rudeza de la acción, legitimada en la víspera por un sorpresivo comunicado del gobierno de Jalisco, se advirtió en los rostros cansados y agrios de decenas de moradores que la tarde de ayer, mientras el sol languidecía entre la cantera que será ruinas, se dieron cita en la plaza, a esperar inútilmente a que el gobernador Aristóteles Sandoval —quien alguna vez les prometió, vía Twitter, que Temaca sobreviviría—, abriera un espacio en su apretada agenda, tomara un raudo helicóptero y se presentara por unos minutos, con su traje Hugo Boss, su voz pausada y su peinado engominado, para darles la ansiada explicación, esa verdad que nunca se regatea a los condenados.

En realidad, sabían que no acudiría. Una breve y áspera entrevista entre el mandatario y el vocero de los quejosos, el padre Gabriel Espinoza, por teléfono celular, poco después de las diez de la mañana, frente a la residencia oficial en Guadalajara —esa Casa Jalisco que en días de campaña el candidato prometió que tampoco iba a serlo—, selló el destino. Sandoval les mandó una camioneta e invitó a cuatro de ellos a palacio de gobierno, para platicar, tomarse alguna foto y si los convencía, llevarlos a la rueda de prensa en que explicaría la decisión de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que debía acatar. El cura se negó porque sus representados, indignados, no quisieron prestarse a una especie de “legitimación” de un diálogo que nunca les pareció más inútil.

En esos hechos matutinos, los manifestantes, acompañados de sus fieles aliados de las organizaciones civiles que los respaldan e inyectan juventud a su lucha desigual, hicieron una especie de clausura de la finca de la colonia Providencia, leyeron un comunicado como agraviados por los votos violentados, y emprendieron el regreso a la tierra donde han nacido hace 50, 60, 80 años; ese pueblo empedrado donde la basílica y las arcadas son de cantera rosada, las calles lucen desiertas, las bardas portan recordatorios para la profanación desarrollista, y los muertos duermen en un cementerio enjuto y parduzco elevado en el horizonte, por encima de las vegas de su río Verde, un río que alguna vez albergó historias felices.

Allí en la plaza, la colección de promesas y de fastidios de nueve años: un ex gobernador Ramírez Acuña que pide la presa para León donde no se perturben poblaciones; un Antonio Iglesias (ex Conagua) que ofrece lanchas para que no se ahoguen o se admira de la vieja iglesia y dice como tapatío que qué esperanzas de que la derriben, o por el contrario, que espera que lo hagan —la frase es, a fuerza de revisarla, oscura—; y estelar, la famosa promesa de Aristóteles, no el de Estagira, sino el de la colonia Independencia: “no vamos a inundar Temacapulín”.

Aunque hay dolor, se echan porras: “Temaca vive, la lucha sigue”; “ríos para la vida, no para la muerte”, canta en primera estrofa doña Abigail Agredano, la presidente del Comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo —los otros dos poblados que acompañan la tragedia—; el coro termina como en la letanía del rosario, apelan al Señor de las Peñas y a la virgen de los Remedios, como si sólo una taumaturgia fuera remedio y coto eficaz para el negocio del agua que se gesta en estas barrancas, y cuyos alcances rebasan ampliamente este paraje olvidado de Cañadas de Obregón, para atentar contra la salud de toda una región productiva: la meseta semidesértica conocida como Los Altos de Jalisco, que encabeza la producción de proteína animal en todo el país, que es pionera en migración a Estados Unidos y que algunas veces ha encendido rebeliones contra sus opresores.

Los postrados se engallan: lamentan la decisión “unilateral” del gobierno de Jalisco y anuncian acciones enérgicas en el ámbito legal y político a nivel nacional e internacional para reclamar los derechos que les niegan. Dos de los extrañamientos principales: ¿por qué Sandoval Díaz fungió como vocero de la Conagua? ¿Por qué arriesga un desacato ante una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación?

Hay otra versión posible de la historia, en que su aferramiento a la tierra se impone, las jaculatorias del viernes de Dolores siguen a los peregrinos del Cristo aparecido en las rocas, las aguas telúricas brotan en los sitios de recreo, y el río fluye silencioso debajo del camposanto a donde muchos acudirán para el sueño eterno.

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