martes, 5 de junio de 2012

Tlajomulco tiene remedio, pero con voluntad política


Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO, edición del 14 de febrero de 2012

El desastre urbano de Tlajomulco, con una tasa de crecimiento anual cercana a 20 por ciento entre 2005 y 2010, hacinamiento, viviendas de mala calidad, falta de servicios, dispersión urbana y construcciones en zonas de riego, puede resolverse si hay voluntad política en los actores de los tres ámbitos de la administración pública: municipal, estatal y federal, advirtió ayer el presidente del Parlamento de Colonias, Alejandro Cárdenas Ochoa.

“En un principio, las políticas públicas tendrían que cambiar, tendría que estudiarse mejor la forma de darle el crédito [para vivienda] a los trabajadores y no a las empresas que hacen negocio con ese financiamiento, para que ya no se siga generando esta situación; al menos ya aumentaron de 28 a 36 metros la construcción, lo que de alguna forma es bueno, y lo que tendrían que hacer las autoridades —que son las que se quedan con la bronca, no los propietarios— es invertir grandes partidas de los presupuestos para poder solucionar la falta de infraestructura en salud, educación y transporte, porque de otra forma sólo serían elefantes blancos ahí abandonados”.

En entrevista para MILENIO RADIO, alertó por la posibilidad de que la edificación del macrolibramiento de Guadalajara, que atraviesa la zona hacia La Primavera, detone cosas peores: “Sería muy importante también que se tomara en cuenta, porque este va a ser otro factor para detonar esta zona y ahí tendrían que estar las autoridades tomando cartas en el asunto para que esta detonación y atracción que va a generar esta obra sea realmente de una forma controlada y ordenada”, añadió.

Cárdenas Ochoa destacó que el desarrollo de Tlajomulco “sólo está obedeciendo a intereses económicos, y nosotros en Ciudad Sustentable, a finales de 2002 y principios de 2003, hicimos una serie de estudios y de señalamientos sobre que el crecimiento que se estaba dando en aquella zona iba a repercutir en todo esto que hoy se está padeciendo ahí, que es la falta de infraestructura, de salud, educación, transporte y con una serie de viviendas que han sido un hacinamiento […], la otra parte es que todo esto se dio con la complacencia de las autoridades federales, estatales y municipales, y más del gobierno del estado en tiempo de [Francisco] Ramírez Acuña, cuando le dieron a algunas empresas inmobiliarias autorizaciones para desarrollar hasta 16 mil viviendas en proyectos muy ambiciosos, pero totalmente alejados de las zonas de trabajo y de servicios, y sin obedecer a las características del territorio, que en una parte es de riesgo, proclive a inundarse”.

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