martes, 9 de julio de 2013

Huajimic contra Tateikie, la otra conquista serrana





San Andrés Cohamiata ha sido la comunidad Huichola más asediada; se le cercenó territorio en Durango y Nayarit, así como se dañó su unidad cultural

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

"Los conflictos de límites son conflictos de intereses”, señala el geógrafo Hirineo Martínez Barragán, jefe de la unidad de análisis de límites territoriales del gobierno de Jalisco. Como relato, inevitablemente se cuenta desde la perspectiva –la visión de mundo, los intereses económicos y políticos- de alguien.

Así, las disputas territoriales del siglo XX y XXI en la frontera norte de Jalisco y Nayarit, se leerán, según el autor de relato, como la épica de los conquistadores de la sierra que introducen en la civilización a una de las regiones más remotas del occidente mexicano y la insertan en la economía global, o bien, como la resistencia de las comunidades aborígenes para mantener su integridad territorial, sus esquemas de organización y su versión más o menos mágica de la realidad.

Lo cierto es que los datos duros hablan de un encuentro en tonos que van de la tensión pacífica a la violencia abierta entre colonos criollos y mestizos –evangelizadores, administradores o invasores- y los huicholes, aliados del rey de España durante la guerra de El Gran Nayar (1722), pero sometidos a un proceso de aculturación gradual que permanece a casi tres siglos.

Esa historia es materia de los afanes de Víctor Manuel Téllez Lozano, discípulo de Phil Weigand –uno de los grandes documentadores de las civilizaciones precortesianas en la región-, que con la distancia a que obliga el oficio del historiar, ha dedicado parte de su labor profesional a reconstruir la historia de Guadalupe Ocotán (Xatsitsarie), antiguo anexo de la comunidad de Tateikie (San Andrés Cohamiata), constituido en 1961 como comunidad indígena independiente (bajo el control de los ganaderos de Huajimic), pero retomada por los Wixaritari en 1985, que terminan aceptando su pertenencia al estado de Nayarit.

Desde otra perspectiva, es la explicación de por qué Jalisco perdió amplios territorios en una zona que su clase política apenas atendía. Tateikie enfrentará a partir de 1960 un desmembramiento por los vecinos: al poniente se separa Guadalupe Ocotán con 24,775 hectáreas; al norte, se dota a ejidos mestizos 10,720 hectáreas de superficie comunal (Bancos de Calitique). Un territorio comunal que se ha calculado en 110 mil ha se limitará a un reconocimiento, en 1965, de 74,940 ha, según datos del investigador Heliodoro Ochoa.

No puede ser mayor el contraste con la comunidad del sur, Wuaut+a (San Sebastián Teponahuaxtlán), que tiene un historial de éxito en restituciones a punto de culminarse (MILENIO JALISCO, 24 y 25 de junio de 2013).



“Hay un cronista de Nayarit que me decía que el territorio de Jalisco se adscribió a Nayarit de forma razonada, y yo le decía que eso no era cierto, que tenía el caso de Guadalupe Ocotán, donde hubo muertos entre personas, muerte del ganado y muchas formas de presión para obligar a los huicholes a convertirse en parte de Nayarit; porque la parte tradicional del anexo mantenía la idea de seguir con San Andrés, en Mezquitic, como parte de Jalisco, y las presiones hacen que se unan a Nayarit en una forma alevosa, para hacerse de tierra de los huicholes”, dice Téllez Lozano.

“Es un proceso raro –añade-; los invasores prácticamente han ocupado una tercera parte del territorio de la comunidad –por contratos de arrendamiento-, y los huicholes han tratado de manera pacífica y no tan pacífica de mantener la unidad comunitaria; pero en este caso, los intereses creados por misioneros, ganaderos o arrieros que llegaron a la comunidad para vivir en ella, y a generar más alianzas con la gente de Huajimic, empieza a mover el tapete, y por la introducción de mercancías, de ofrecerle algo al huichol, hacerlo compadre, te regalo un becerrito o te lo dejo a un bajo precio, empiezan a generar alianzas”.

- ¿Fue como un soborno?

- Sí; comercio, te traigo licor, cerveza, y productos a los que no tienes acceso, te los doy a crédito, o te los consigo, y hace que volteen al lado criollo o mestizo, cuando ven estos beneficios; y no olvidemos que se lo ofrecían a la gente que no era originaria de Guadalupe Ocotán, o que no tenia raíces, huicholes que venían de Huaynamota, de El Roble, de la zona cercana al río Santiago.

De esta manera “se genera un enfrentamiento de huicholes contra huicholes; de los tradicionalistas con los de los nuevos modelos, para hacer que entre ellos se maten; los mestizos ya habían hecho un intento en los años treinta para nombrar las tierras de Guadalupe Ocotán como de Huajimic, que lo logran hacer en 1961, y tiene que intervenir el INI (Instituto Nacional Indigenista); y hubo hasta un momento tenso con dos gobernadores indígenas, uno representando la unidad con San Andrés y el otro con Huajimic, con sus respectivas matanzas, ahorcamientos, asesinatos…”.

Los de Huajimic se salieron con la suya, pero su control fue efímero. Poco a poco, muchos viejos aliados convergieron con los tradicionalistas y restituyeron la unidad en torno a la cultura india. En 1985 lograron que la comunidad se designara Guadalupe Ocotán. Hoy, un tercio permanece invadida por los rancheros con los que disputan en los tribunales agrarios. La otra verdad es que Tateikie y Jalisco ya quedan al otro lado de las montañas.


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:claves

Tierras en disputa

-Los huicholes han habitado por siglos las sierras del norte del río Santiago, en relación con los coras y los Tepehuanes, y otros pueblos extintos o amestizados como los tepecanos

-Originalmente son tres grandes comunidades wixaritari: San Andrés Cohamiata (Tateikie), Santa Catarina Cuexcomatitlán (Tuapurie) y San Sebastián Teponahuaxtlán (Wuaut+a). San Andrés tenía un “anexo” en Xatsitsaire (Guadalupe Ocotán) y San Sebastián lo mantiene aún en Tutsipa (Tuxpan de Bolaños)

-Tateikie sólo obtuvo la restitución de 60 por ciento de la superficie de sus títulos, según el investigador Helidoro Ochoa García, del Iteso

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Xatsitsaire, los muertos callados

El clientelismo fue un factor esencial para que muchos aceptaran unirse al estado vecino, sostiene historiador



Víctor Manuel Téllez Lozano se ha topado, en su indagación de la historia violenta que llevó a la separación de Xatsitsaire de la gran comunidad huichola de San Andrés Cohamiata, con los apegos a la desmemoria.

Son hechos de un par de generaciones atrás, “hay gente, descendientes de ambos bandos, que no estarían muy a gusto, con esta información sobre los muertos”, revela el doctor en historia e investigador de la Universidad de Guadalajara.

“Hay familias unidas hoy por lazos de sangre que fueron antiguos enemigos, y mejor prefieren no hablar de estas cosas; hubo aliados que sabían leer y escribir, que apoyaron la unión de Guadalupe Ocotán a Huajimic, y con el tiempo se volvieron tradicionalistas […] corrió mucha sangre”.

El proceso de invasión desde Huajimic lo controlaron los viejos invasores de la sierra, que llegaron desde mediados del siglo XIX, pero en la historia de Xatsitsaire “también hubo injerencia de los mestizos pobres; los criollos tomaron el poder, y sus aliados mestizos se vieron relegados de 1961 a 1985, pero articularon nexos con tradicionalistas, y esto hace que los antiguos líderes del movimiento separatista se convirtieran en aliados de los tradicionalistas, y pugnaran por convertirse en una comunidad indígena; el nieto del que provocó que se separaran de Jalisco es después un personaje en la cohesión, para que en 1985 les dieran los títulos a Guadalupe Ocotán”.

Pero los criollos se quedaron, y ostentan aún, la crema de las tierras comunitarias.

La llegada del plan Huicot (Huicholes Coras Tepehuanos) del gobierno federal, en los años setenta, fortalece el nexo político con Tepic por la vía clientelar. Los wixaritari de la zona mantienen nexos con la gran comunidad serrana huichola, pero no han restituido su vinculación estrecha con Tateikie. Siguen menos frecuentes los viajes a Wirikuta y otros sitios sagrados comunes, pero enfrentan sus propios desafíos.

“Esta historia sigue generando conflictos; en el momento que hacia la tesis doctoral había un proyecto que llevaban el comisario de bienes comunales, los delegados municipales y las autoridades tradicionales, estaban cohesionados, para pelear en conjunto por los derechos territoriales”.

El descuido de Jalisco contó para la separación. “El maestro Andrés Fábregas […] tenía la hipótesis que Jalisco nunca ha tenido cuidado de sus indígenas, salvo casos como Agustín Yáñez, eso lo aprovechan muy bien los nayaritas: les damos caminos y clínicas, entonces les conviene ser parte de Nayarit”.

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