martes, 30 de julio de 2013

Huachinango, la ruina de una pesquería

CRISIS PESQUERA EN LA COSTA DE JALISCO / 1


El llamado también pargo rojo representaba hasta 70% de la pesca en el litoral. La pesca artesanal, la única permitida y posible, vive un acusado declive en producción, en valor económico y en sustentabilidad. En la foto, barcazas solitarias en el estero Agua Dulce, de Tomatlán

Agustín del Castillo / Costa de Jalisco. MILENIO JALISCO

"Hoy vas a pescar y encuentras la temperatura a 20 grados; mañana regresas y está a 25 grados, y ya pasado mañana baja a 18; traemos un tremendo descontrol y eso altera la presencia de todas las especies”, señala Ariel Mendoza Rodríguez, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras de la Costa Centro de Jalisco; así, “yo creo que la principal problemática que tenemos es el calentamiento global”, añade sin dudar, mientras el tesorero de la organización y también pescador, David Durán Holguín, hace una mueca de aprobación.

Anochece en Punta Pérula, la saliente norte de la Bahía de Chamela. La lluvia cae lenta y persistente, pero apenas ahuyenta el calor de la temporada. Tres días atrás pasó la cola del huracán Érick, pero tuvo un impacto mínimo, aunque los mares han estado agitados y eso es arribo de nutrientes y vida. Pero el desconcierto por el sube y baja va más allá de la temporada y es una constante en todos los puntos del litoral. Tan al norte como en Tehuamixtle o Punta Corrales, o al sur, como en la bahía de Navidad.

“Yo entiendo que esto tiene que ver con la corriente de El Niño o de La Niña, cuando llega agua caliente en los tiempos que no la esperamos; nosotros esperamos que en septiembre, a mediados, el agua se empiece a enfriar, y eso nos va a acercar el huachinango, la sierra y muchas especies, que tienen sus tiempos, pero luego resulta que el agua está caliente y fuera del orden […] tenemos décadas en esto, pero no podemos encontrar ya los peces, y de 2005 para acá lo hemos notado de forma muy contundente”, dice don Alejandro Trujillo Hernández, de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Industria Pesquera del estado de Jalisco, quien trabaja en las playas de Barra de Navidad y preside la organización líder en capturas, lo que resalta el valor de su testimonio.

Pero no es sólo culpar a un fenómeno tan amplio en patrones y en causas, que termina por establecer apenas responsabilidades impersonales. Hay sin duda, aparejados, una serie de factores locales que incluyen el manejo inadecuado de las cuencas terrestres, taladas en más de 50 por ciento; la sobreexplotación de los bancos pesqueros; el saqueo de especies por la gran industria camaronícola del mar de Cortés y la destrucción de sus hábitats con todo tipo de artes de pesca ilegales.

“Existe la fuerte percepción entre patrones y marineros, de que la pesca ha perdido rentabilidad en los últimos diez años […] entre las principales respuestas están la declinación de la captura -se agotan los stocks [sic] o existencias-, se reducen las ganancias, se incrementan los gastos de producción, y un largo etcétera”, señala el director del Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras, de la Universidad de Guadalajara, Francisco de Asís Silva Bátiz.

“Hay un contexto de proceso de modernización de la flota pesquera caracterizado por la sustitución de los motores fuera de borda -de dos a cuatro tiempos-, y equipos de pesca, posibilitado por el acceso a créditos proveniente de programas gubernamentales federales y estatales, lo que ha permitido que el poder de pesca –la capacidad para infligir mortalidad por pesca-, se incrementara en los últimos siete años”.

Y si bien, los académicos advierten que no hay estadísticas confiables, a nivel de cooperativas se han hecho esfuerzos que demuestran la tendencia a la baja. Anexo a este texto se puede consultar un levantamiento con datos de las cooperativas de La Manzanilla y Barra de Navidad, las principales de la región, que revelan el descenso en la producción del pargo rojo o huachinango (el producto estrella de la pesca artesanal de Jalisco) de más de 50 por ciento en lo que va del siglo XXI.

Y si bien, las estadísticas del gobierno federal no demuestran la drástica línea de descenso, a un escenario de tres décadas presentan lo siguiente: en 1990 se registraron 35 mil toneladas de captura, con el punto más bajo en el año 2002, con apenas poco más de 11 mil t. En 2010 registró una producción de 21.122 t. Si se toma la cifra de 1990, hay un descenso de casi 30 por ciento (ver el Anuario estadístico de pesca 2010 y los datos del sistema productivo pesca en el Ordenamiento Ecológico Territorial de Jalisco, 1997).

“La pesca ha dejado de ser una actividad viable; la mayoría debe dedicarse a otros trabajos para sobrevivir, de jornaleros o albañiles, o de plano, migrar a Vallarta o Estados Unidos”, explica don Carlos Ramírez, uno de los veteranos de la cooperativa de La Cruz de Loreto, en Tomatlán.

Hay especies vivas que son emblemas en estos tiempos de cambios. El huachinango (Lutjanus peru), que es una variedad de pargo muy apreciada en las mesas mexicanas, conocido también como pargo rojo o platillero (la variedad juvenil cabe perfectamente en un plato), ha sumado históricamente las mayores capturas de la pesca en el litoral jalisciense, hasta 70 por ciento del volumen total. Su pesca es sustento de al menos 1,102 pescadores agremiados en 44 organizaciones costeras del estado.

Se trata de un pez residente de los bajíos costeros de los mares tropicales de América, de Perú a Sinaloa, que puede vivir más de 30 años, pero que ha sido fuertemente presionado, junto con otros pargos (las otras dos especies de pargo más capturadas en la zona son el L guttatus y L argentiventris). Su comportamiento está regulado, como el de otros peces, por la temperatura del agua. Si en la zona donde se alimenta de crustáceos y moluscos no hace frío, no se acercará a la costa. Peor: los grandes barcos de Sinaloa, Nayarit y Colima, hacen capturas “incidentales”, destruyen los frágiles biomas que reproducen a sus presas, y arrasan las piedreras del fondo marino donde el huachinango se refugia por las noches.

La caída de las pesquerías de Lutjanos peru es así reflejo de todo el mal manejo de los mares mexicanos y globales. El drama de extinciones y supervivencias como telón de fondo de un desastre económico y un posible fracaso social de consecuencias imprevisibles.


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CLAVES

El huachinango ha sido tradicionalmente el principal recurso que se captura en el litoral de Jalisco, con 70% del total; sin embargo en los últimos años su producción ha declinado hasta la mitad, lo que es más marcado en el “huachinango platillero”, que es la talla de mayor demanda y mayor valor comercial

Como respuesta, los pescadores han incrementado su esfuerzo a la captura de especies reservadas como los peces dorados, vela, marlin y atún, aunque se reportan como captura incidental, pues presiona fuertemente para impedirlo la poderosa élite social que practica la pesca deportiva mexicana

El grupo de mariscos está compuesto por langosta, pulpo, ostión y caracol y forman el segundo grupo más productivo, también con declinaciones de 50% desde 2002. Algunas especies, como el ostión, están a punto de desaparecer. Una clave del problema es el azolvamiento creciente, por deforestaciones, de los esteros y lagunas costeras donde se reproducen

Las variedades denominadas “segundas” abarcan más de cien especies de peces, pero también presentan el mismo declive. Los datos han sido medidos en el caso de dos cooperativas de la Costa Sur: la de Barra de Navidad y la de la Manzanilla


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