viernes, 19 de julio de 2013

Barra de Navidad, un siglo de destrucción natural


La alteración de los ecosistemas de la playa de Barra de Navidad comenzó en el año 1906, pero lo más grave ocurre desde 1970. Son historias de avaricia y desarrollo descontrolado. En la foto, Isla de Navidad desde la laguna

Agustín del Castillo / Cihuatlán. MILENIO JALISCO

"Este era un lugar lleno de abundancias”, asegura Alejandro Trujillo, viejo pescador de Barra de Navidad, cuando se remite a los tiempos en que apenas comenzaba el deterioro de los ecosistemas de la zona: la laguna que hoy se ha azolvado y la playa que ya ha desaparecido, bajo los golpes del mar y de las decisiones erróneas, que sustentaron beneficios privados en el corto plazo.

La pesca era ubérrima, el vaso lacustre daba sustento de sobra: camarón, callo de hacha, ostiones y peces de todas las especies que demanda el paladar. Las palapas se multiplicaban entre la laguna y la barra, y el poblado era de dimensiones modestas, reconstruido tras los embates del huracán Lili, que asoló la región en 1958.

La destrucción del humedal costero más grande de Jalisco tiene mucho más tiempo. 1906 es el año de partida, pues se construyó en ese entonces el canal del Tajo por un particular que buscaba resolver el eterno problema de las avenidas del río Marabasco, que anegaban periódicamente el valle de Cihuatlán. Ese canal, asociado a la creciente deforestación de la cuenca, multiplicó la llegada de suelo desprendido de las montañas, que comenzó lentamente a azolvar la laguna.

El diagnóstico del Plan integral de manejo y conservación de la laguna de Navidad, elaborado en 2010 por el Departamento de Estudios para Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras de la Universidad de Guadalajara, señala el bajo impacto ambiental de una aldea de 20 familias en las primeras décadas del siglo XX, con todo y la tala de mangle.

La historia se aceleró. En 1950 “comenzó la construcción de los canales del actual hotel Cabo Blanco […] con la obra se produjeron fuertes modificaciones a la laguna, incluyendo la tala de una gran extensión de mangle, rellenos, terraplenes y la modificación de los patrones hidrodinámicos y de la topografía en el margen de la laguna, […] en esta década, la pesca en la laguna y en la bahía alcanzó una importancia alta, debido en parte al crecimiento y consolidación de la actividad turística y el inicio de la comercialización de diversos productos pesqueros, figurando entre los más importantes la tortuga marina y el tiburón”. Fueron los dorados sesenta, cuando la empresa paraestatal Propemex impulsó la pesca comercial a gran escala sobre especies que con el tiempo se agotaron.

Fruto de una larga gestión agraria (ver edición de este diario del 22 de julio de 2007), en 1970 se funda Colimilla, al otro lado de la laguna. En esos años también se construyeron las carreteras federales 200 (Manzanillo-Puerto Vallarta) y 80 (San Patricio Melaque-Guadalajara), lo que además de alterar la cuenca, detonó un gran crecimiento económico y urbano.

“Los procesos de cambios más importantes en la laguna fueron la tala de mangle y rellenos o terraplenes para la creación de nuevos espacios destinados a la urbanización y las actividades turísticas, degradación de la calidad del agua debido al incremento en la contaminación por descargas de aguas domésticas, cambios en los patrones de circulación del agua, debido al incremento en el azolve y eliminación de dos de las cuatro islas existentes”.

Isla Navidad o Grand Bay, comenzó en la década de los ochenta en el Cerro de la Culebra y “produjo las mayores transformaciones e impactos en el sistema lagunar”. Se taló “una franja de mangle de aproximadamente 500 metros de longitud por 80 metros de ancho en la zona sur de la laguna, […] también se modificó la topografía del margen suroeste de la laguna por medio de rellenos, terraplenes y dragado, la alteración del patrón de circulación de mareas y el volumen de agua en la laguna, debido al dragado permanente del canal de ingreso a la laguna y la degradación de la calidad del agua por la contaminación de descargas domésticas y de hidrocarburos de las embarcaciones resguardadas en la marina del hotel”. Y se construyó la escollera.

Entre 1985 y 2000 desapareció 39 por ciento de la vegetación de manglar en la laguna; el espejo de agua disminuyó y su profundidad se redujo; el pueblo creció hasta montar fincas en la misma duna costera. La laguna del Tule fue azolvada por las arenas resultantes del dragado de las marinas de Cabo Blanco e Isla Navidad, hoteles propiedad de la familia Leaño Álvarez del Castillo.

Sin duda, “estos dos desarrollos han sido los principales causantes del deterioro ambiental actual […] el primero de ellos realizó una tala importante de manglar, dragó parte de la laguna para la construcción de los canales de la marina y rellenó zonas para luego tramitar su desincorporación de los bienes nacionales y venderlos como propiedad privada”. El segundo, le dio el tiro de gracia al sistema natural a partir de 1986 con la construcción de la escollera-espigón, el muro de piedra que alteró la entrega de arena en la playa aluvial.

Hoy, el mundo feraz que conoció don Alejandro Trujillo se ha hundido entre un mar de errores humanos, impulsados por la avaricia y la desmesura de los sueños de progreso que quisieron encarnar.

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