viernes, 3 de mayo de 2013

De forma simulada, ejido se repartió el bosque protegido


Antes de ganar el amparo que separaría su floresta del área salvaguardada de La Primavera, una asamblea ejidal concedió los lotes en el lugar

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

Tanto el artículo 27 constitucional como el artículo 59 de la Ley Agraria prohíben expresamente el “aparcelamiento” de bosques y selvas tropicales. En el ejido Santa Ana Tepetitlán, decidieron que la ley “se observa” pero no necesariamente se cumple; entonces, repartieron 391 hectáreas de su bosque entre 302 ejidatarios, a los que el gobierno federal entregó certificado de derechos “sobre tierras de uso común”… así se detonó la urbanización ilegal del bosque La Primavera, que hoy es una de las mayores amenazas para la salud de la reserva protegida.

La historia viene claramente narrada en el acta de asamblea general de ejidatarios del 9 de abril de 2006, que se inscribió en el Registro Agrario Nacional y cuenta con el aval de la Procuraduría Agraria, no obstante lo cual, ha sido impugnada en diversos juicios, pues habría sido legitimada con una lista de asistencia y no de votación (ver ediciones de Público-MILENIO del 7, 8, 9, 10, 14 y 15 de agosto de 2006)

Se trata de tierras de uso común. Isaías Rivera Rodríguez, ex procurador Agrario, señala en su texto Derecho agrario integral: “La propia Ley Agraria otorga un carácter superior o preferencial a los bosques y selvas tropicales, prohibiendo la asignación de parcelas en estas tierras (artículo 59), por lo que deben considerarse entonces como tierras de uso común, y en consecuencia imprescriptibles, inalienables e inembargables (artículo 75). Igualmente, se prohíbe la urbanización de tierras ejidales o comunales que se ubiquen en áreas naturales protegidas, entre ellas las zonas de preservación ecológica, en los términos de la declaratoria respectiva (artículo 88)” (ver en http://www.pa.gob.mx/publica/pa070206.htm).

Esto significa que las tierras comunes no son susceptibles de operaciones de mercado en tanto se mantengan en el régimen social. Y había un candado agregado, pues formaban parte del polígono protegido de La Primavera.

¿Cómo lo aborda la citada acta de asamblea?: “A continuación, se mostró a la asamblea los planos de las tierras de uso común, los cuales se anexan al final de esta acta, por lo que el C. Margarito Rodríguez Corona, en su calidad de presidente de la asamblea somete a consideración de la misma la asignación de los derechos sobre esta superficie de la siguiente manera: en virtud de que 41 ejidatarios y seis posesionarios que se enumeran […] se encuentran en posesión de seis hectáreas cada uno en la superficie de uso común localizada en el bosque La Primavera, y atento a lo dispuesto por el artículo 59 de la Ley Agraria, no es susceptible de parcelar [sic], por tal motivo no se emitirán certificados parcelarios, por lo que se propone a los asambleístas se les respete la posesión con la que cuentan haciendo un total de 282 hectáreas entre todos ellos, que en porcentaje les significa 1.535099 por ciento…”.

El resto de la tierra boscosa, añade, “se asignará en partes iguales a los demás ejidatarios con sus derechos legalmente reconocidos, que en porcentaje les significa 0.109217 por ciento”.

Luego viene la lista de 41 ejidatarios con posesión reconocida en la zona, más seis “posesionarios” (adquirientes de derechos agrarios vía compra), y posteriormente, la lista de otros 255 ejidatarios que la polémica asamblea reconoció, y que reciben del bosque lotes de 3,568 metros cuadrados.

Para que no quepa duda de la legalidad, remata el texto: “Los asambleístas, independientemente de la asignación de derechos de los terrenos ejidales, en este momento toman el acuerdo que tanto [sic] el ejido, los ejidatarios como los posesionarios en lo colectivo e individual, respetarán las normas aplicables por la autoridad competente que limiten el uso y establezcan modalidades a la propiedad, tales como las relativas a aguas nacionales, vías de comunicación, ecología, bosques selvas, zonas arqueológicas y federales, por lo que manifiestan expresamente su conformidad…”.

Algunos se preguntaron cómo se logró que los 155 asistentes manifestaran “expresamente” su conformidad; los bienintencionados dirían: para qué aprobar algo que ante las numerosas prohibiciones legales, no se puede aprovechar; los pragmáticos aprovecharon.

El impedimento de ser parte de una zona de reserva ecológica fue resuelto un año después, el 19 de abril de 2007, cuando el juez Tercero de Distrito en Materia Administrativa resolvió el amparo 413/2001-3 para retirar de esas tierras forestales la vigencia del decreto presidencial que creaba el área de protección de flora y fauna La Primavera (edición del 7 de junio de 2007), lo que se ratificó por el Primer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito en la revisión 465/2007 (edición del 7 de julio de 2008).

A partir de allí, no fue casualidad que se detonara la urbanización, que ya era un fenómeno incipiente en el potrero contiguo de Las Lomas desde 15 años atrás. Entre 2007 y 2013 la invasión urbana ha crecido de forma notable hacia el interior del bosque. Las casas “crecen” al lado de los pinares y encinares, las barrancas son aplanadas, la luz se extrae desde lejos con grandes cableados improvisados y las aguas negras corren como hilos en las calles de tierra. La sucesión vegetal es, esta vez, un fraccionamiento de piedra y cemento.


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Claves

Recuento de omisiones

La zona de invasión al bosque La Primavera, que pertenece al ejido Santa Ana Tepetitlán, es donde nació hace poco más de un año el megaincendio que se extendió sobre 8,177 hectáreas, que fue el segundo siniestro mayor que se haya registrado desde que existe el área natural protegida.

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se comprometieron a proteger legalmente la zona cercenada de Santa Ana Tepetitlán, que va de 540 a 640 hectáreas del ejido. Pero perdieron la instancia del Colegiado.

Tras ello, prometieron convencer a los campesinos de que hicieran una reserva voluntaria y hubo recursos federales y estatales para un presunto desarrollo ecoturístico que está a medio construir.

Se calcula que la invasión del bosque La Primavera por los asentamientos humanos irregulares se acerca a 60 hectáreas de bosque. Se trata de espacios caóticamente urbanizados que ofrecen grandes riesgos por la precariedad de las construcciones y de los servicios públicos.

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